Alrededor de 560.000 personas murieron en Siria por la violencia desatada en marzo de 2011 y que aún persiste, en el marco de una guerra interna que derivó en un conflicto regional que involucra a ejércitos y milicias de distintos países.
El dato se desprende del nuevo balance difundido por el Observatorio para los Derechos Humanos en Siria, que desde hace once años monitorea la situación de ese país, informa sobre violaciones a los derechos fundamentales y cuenta con una importante red de fuentes en el terreno.
Hasta hace unos años, las Naciones Unidas también monitoreaban la situación en Siria, pero luego dejaron de hacerlo por falta de personal y esta ONG, fundada en Londres por un disidente sirio, se consolidó como fuente.
Según el nuevo balance del Observatorio, 560.000 son las personas asesinadas hasta la fecha. De esa cantidad, 111.330 son civiles - 20.819 menores de edad y 13.084 mujeres-. Pero las muertes documentadas con certeza llegan a 367.965 personas.
La ONG también realizó el recuento de las muertes de los atacantes: 65.048 miembros del ejército regular sirio y 50.296 milicianos leales sirios, según consta en un despacho de Ansa fechado en Beirut.
Entre las formaciones radicales, se cuentan 65.108 muertos en las filas del ala siria de Al Qaeda y del Estado Islámico.
En tanto, en los grupos armados de la oposición se registraron 63.561 muertes, incluidos los milicianos kurdo-sirios.
Entre las víctimas mortales también hay 1.675 milicianos de Hezbolá, el movimiento chiíta libanés aliado de Damasco y de Irán.
Otro dato relevante indica que 104.000 personas de este listado fallecieron bajo tortura en las cárceles sirias.
Comentarios